jueves, 29 de septiembre de 2011

Hoy me siento extrañamente feliz, loca, viva e invencible. Tengo ganas de darle la vuelta al mundo, de convertir lo malo en lo bueno; de comerme la tristeza y pasar de todo.
No es que el mundo me resbale, ni tampoco que absolutamente TODO me de igual, sino que me he dado cuenta de que lo importante en la vida, simplemente es lo bueno, lo feliz, lo fuera de lo normal, lo extraño, lo que nos hace sentir bien, los pequeños detalles, las sonrisas, las carcajadas, los saltos, los gritos, los abrazos, los besos, la locura, la impaciencia, la diversión, los viernes por la tarde, las tonterías, la amistad...LA FELICIDAD.


Felicidad. Cuanto tiempo sin poder presumir de que la tengo, de que puedo tocarla, de que la siento. Cuanto tiempo sin experimentar esa sensación, esa adrenalina que te recorre el cuerpo, que te hace tocar el cielo, indestructible, fuerte y especial. Ni los miedos, ni la inseguridad hoy podrían conmigo.


Estoy tan agarrada a la felicidad, que no puedo soltarla nunca; o más bien no quiero. Porque, al fin y al cabo, la felicidad es la droga más adictiva: cuanto más tienes, más necesitas.


sábado, 17 de septiembre de 2011

Lo que me faltaba.

Siento que cada paso que doy, lo hago en balde, porque doy otro que me hace retroceder varias zancadas.

Cada paso cuenta





Siempre pensamos en el futuro como algo intocable, inalcanzable e imposible. Un conjunto de -in que nos ciegan y no nos permiten pensar en el presente como si fuera el futuro. Es algo complicado y difícil de ver, pero tan real como la vida misma. Quizá sea la imperfección humana la que no nos deja pensar que el futuro es algo cercano, incluso más que el presente; o simplemente porque no sabemos mirar más allá de lo que marcan nuestros propios ojos, el caso, es que el futuro siempre está con nosotros. Porque, aunque puede parecer poco creíble, nuestros actos de este mismo presente pueden estar cambiando nuestro futuro, midificándolo, dándole forma diferente. Es por eso, que he cerrado la puerta a pensar que aún es demasiado pronto, o a que nada de lo que este haciendo ahora puede dar resultado, porque cada paso cuenta. Ahora pienso en lo que pasará en días, meses e incluso años, pero me doy cuenta de que hoy es el futuro, de que cada palabra, cada momento, cada sonrisa, cada lágrima me hace estar más cerca, de cambiar el destino. Y ahora se que puedo, que no hay nada que este lo suficientemente lejos. He descubierto que no hay nada ni nadie que pueda impedir lo que quiero.



martes, 13 de septiembre de 2011

Tengo ganas de gritar, de explotar y de decir en voz alta todo esto que me estoy guardando; porque cada día noto que aguanto menos, que puedo pero a la vez no puedo. Necesito decir que sobras en mi vida y que me estoy empezando a cansar de ti. Me gustaría ayudarte, la verdad, pero como eres como eres y nunca sabes como parar empiezo a pensar que lo mejor es alejarme. Pero... si me alejo, pierdo demasiado, la pierdo a ELLA y no paro de analizar los pros y los contras y cada vez que lo pienso, pienso que estoy dándolo todo por no perderte y no hacerte sufrir, por no alejarte de ella, a pesar de que a mí me este sacando de mis casillas. Si, estoy peleando con todas mis armas, y te prometo que lo voy a conseguir.

martes, 6 de septiembre de 2011

La oscuridad. Sinopsis de una adolescente.

Es cuando lo ves todo negro y dices, "Quizá es que no merezco la pena". Entonces, todo tu mundo se te viene encima, sientes que no hay nada por lo que valga la pena luchar, y notas que lo has perdido todo y no te queda NADA. Es una sensación extraña. 
Y después de esto, viene el pensar que no vales nada, que no tienes talento ni personalidad suficientes, que los demás son mucho mejores que tu y que no vale la pena seguir con esa parodia en la que vives. Tratas de pensar en cosas buenas que puedas tener, pero en ese preciso instante en el que necesitas encontrar virtudes que te hagan cambiar de idea respecto a ti misma, solo te vienen a la cabeza lo más negativo de ti. Tras pensar que las imperfecciones sobrepasan las virtudes, empiezas a compararte con los demás y te das cuenta de que tu vida es un completo desastre comparada con la de las personas que más quieres, las suyas son tan perfectas; piensas que eres peor que ellos, que no sobresales en nada, no llamas la atención, no eres la preferida de nadie y mil sentimientos que se te cruzan y se mezclan con la frustración. 
Frustración. No hay nada más amargo y triste que este sentimiento. Pesa, duele y hiere. Pequeña palabra para tan gran sensación.
Por último, vienen las lágrimas. Y eso es lo que más te duele de todo: LLORAR.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Para acertar hay que equivocarse.


No quiero caer, es verdad, pero tampoco quiero quedarme quieta. Ahora necesito arriesgar, darlo todo y no tener miedo a equivocarme. Seguramente, termine pagando demasiado caro, pero tengo poco que perder y mucho por ganar. Se que si caigo, volveré a levantarme, y lo haré con la cabeza bien alta. Porque un error puede cambiarlo todo, si. Pero un error, con el tiempo, puede convertirse en acierto.


La moda, eres tu misma. La moda, es nuestra forma de vida.





Estoy sentada en la terraza, con el Sol abrasando los últimos momentos del verano y deseosa de llegar a Madrid. Tengo la ELLE entre mis manos y el Fashion Book de la  revista de agosto al lado. Y es que, entre tanta tranquilidad, me ha llegado mi momento de inspiración.
Estoy sola en casa y no creo que vaya a salir hoy. Sin embargo, estoy vestida e incluso maquillada. Llevo una blusa color crema con encaje en la parte de arriba , unos shorts vaqueros y un cinturón, todo de Zara. Pero no es lo único, por si no fuera poco me acompañan también mis fieles sandalias altas de color marrón que me compré el verano pasado; una bonita sombra de ojos en tonos marrones,  rematada con eye-liner, rimmel y colorete. Por si no fuera poco, tengo las uñas cuidadosamente pintadas de berenjena a juego con el reloj y los pendientes y me he planchado y recogido el pelo.
Es un poco irónico, porque hoy no pienso pisar la calle. Es esta situación tan ridícula, la que me ha llevado a preguntarme seriamente si la imagen es mucho más que la sensación que transmitimos a los demás en un primer momento. Sin duda, yo ya sé la respuesta.
Todo esto me ha demostrado lo que yo ya sabía, pero esta vez me ha dado pruebas. Estoy arreglada a pesar de que no voy a salir, y eso ya dice mucho de mí: Me preocupa la imagen, y no por eso soy superficial. Simplemente se que la ropa representa a la persona que la lleva. Es una forma de hablar, de actuar, de vivir y de sentir. Es la forma en que le enseñamos a los desconocidos como somos, sin necesidad de decir nada.
Cada prenda tiene su historia, su sentimiento, su actitud. Cada camisa, camiseta, blusa, jersey, short, pantalón, chaleco, vestido, abrigo, rebeca, americana, bota, tacón, botín e incluso un simple complemento dice mucho de nosotros y de nuestra personalidad.
Ahora me doy cuenta de que la gente que dice que le gusta la moda y la belleza, que le parece de personas superficiales que se centran en lo que ven y no miran más allá, lo único que hacen, es fingir.
Si, fingir, porque aunque ellos no lo sabem. también se preocupan por su imagen, aunque de una forma diferente; Por ejemplo cuando llevan la ropa más pasada de moda o un simple chándal, ya nos dicen como son y lo poco que les gusta la gente que exagera al vestirse; nos dicen incluso, la clase de revistas que jamás leerían, como las que tengo yo a mi lado. Y es que, por mucho que traten de evitarlo, la ropa les caracteriza y les hace diferenciarse de los demás. Al fin y al cabo, a todos nos interesa el mundo de la estética.

Somos lo que nos ponemos, por así decirlo. La moda es la que marca nuestra identidad. Es nuestro sello. La moda, eres tu misma. La moda, es nuestra forma de vida.

Y algo tan simple pero tan esencial como esto en mi vida, se merecía un pequeño homenaje.