-Llévame a París, te lo digo en serio, escapémonos. Huyamos del mundo. Refugiémonos en las calles húmedas después de una tarde de lluvia, con el cielo gris, sin paraguas, solos tu y yo. Vayamos a un café francés de esos en los que siempre has soñado pasar una tarde, pide creps de Nutella hasta que no puedas más, demos un paseo por el barrio de Montmartre, visitemos todos los sitios dónde se rodó Amelie, hagamos el juego de las flechas hasta la estatua humana apuntando con su dedo hacia el Sagrado Corazón.Vayamos hasta el Moulin Rouge, sin preocuparnos del tiempo, sin relojes, sé que esa también es una de tus películas favoritas. Después, si quieres, podemos ir a la cima de Montmartre, a los jardines, y ver desde allí toda París, tiene que ser aquí, porque tienes miedo a las alturas y eres incapaz de subir a la parte más alta de la Torre Eiffel. Más tarde, a lo mejor te apetece pasear a orillas del río Sena, hasta Notre Dame, y luego podemos visitar la ópera Garnier, aún no entiendo por qué te gusta ese sitio... Quizá después te apetezca ir al Arco del triunfo, recorrernos todos los Campos Elíseos, como ves todo los años en la última etapa del Tour de Francia, hasta la plaza de la Concordia. La siguiente parada sería la Torre Eiffel, visita obligada. Quién sabe, puede que esté el tío vivo de las películas, ese que te encanta. Cuando caiga la noche, podemos seguir con el paseo, sé que amas las ciudades por la noche, cenaríamos en cualquier restaurante italiano, y si quieres, podemos empezar por el postre, sería cumplir uno de tus sueños. Podríamos seguir nuestro camino en la París nocturna, como en "Midnight in Paris". Estás enamorada de esa película, como de esta ciudad. Quizá el barrio Latino sea un buen lugar para pasear por la noche. Para acabar el día, podríamos ir a un apartamento, nuestro apartamento, con una terraza con vistas a toda París y desde dónde se vea la Torre Eiffel a lo lejos, ver una película antigua, Casablanca por ejemplo, y, llegados a este punto, ir a dónde nos lleve la noche.
Incluso, haría el esfuerzo de pasar un día en Disney Land, al fin y al cabo, sólo quiero perderme contigo en las calles de París y no encontrarnos, sin horarios que seguir, ni cosas que cumplir. Saboreando el momento. Disfrutando cada instante. Contigo. Sólo contigo. París, tú y yo. ¿Te apetece? Puede ser un buen plan para mañana.