sábado, 26 de abril de 2014


Al final no descubrió el secreto de sus ojos. Ni el de su boca. Se quedó a una sonrisa de entender el mundo en el que vivía y a una lágrima de saber qué lo destruía. Fue todo tan superficial que nunca llegaron dentro, donde todo es verdad y no hay más mentiras, donde se es más real y espontáneo, y donde todo es auténtico, o al menos parece serlo. Nunca llegó a ver los tornados dentro de su cuerpo ni las lluvias torrenciales que amenazaban con inundar hasta la última célula de su piel. Jamás descubrió su siempre y se tuvo que conformar con el "ahora mismo" y el "en este momento".
Al parececer debió pensar que sería fácil, que traspasarían la piel y dejarían de ser superficiales en tan solo un instante; pero nunca contó con la complejidad de los mundos propios y de las puertas que se abren con llaves de confianza. Y así le fue, que se quedó a un paso de descubrir el cielo de su cabeza y los campos verdes pintados en su espalda. Todo un reino por conquistar y no libró ni una sola batalla. Así que terminó por ser como las flores sin olor de los campos verdes dibujados en su espalda y nunca llegó allí donde no tocan los reflejos de la vida misma, donde somos más que en ningún otro lado. Jamás pudo saber qué escondían sus manos, ni qué veía al cerrar los ojos. No escuchó la música que se oía en su silencio, ni tampoco vio las gotas de lluvia que golpeaban sus ojos. Se estancó en las monotonías de la realidad y del día a día, sin ir más allá de lo que cualquiera veía, y se quedó varado antes de haber zarpado. Las ideas locas, los ríos de pensamientos y los depósitos de esperanza nunca fueron descubiertos. No averiguó de qué material estaban hechos sus miedos, ni qué brisa era la culpable de sus escalofríos. Y quizá fue ese el momento en el que se concienció de que no hace falta quitarse la ropa para estar desnudos: cuando vio que al final solo quedan vagos recuerdos de los buenos momentos, y no un recuerdo entero que te llene por dentro. Quizá fue ese vacío y la falta de nuevos mundos lo que le llevó a darse cuenta de que no está tan mal desnudarse de vez en cuando. Y desnudar al otro, si hace falta. Pero no literalmente, sino en cuerpo y alma. Con todo lo que eso conlleva y con todos los vacíos que eso llena.

 (Fuente: http://31.media.tumblr.com/1d5cdf0cbb735f7fbc96857ebc78ac8f/tumblr_mjzd6hckl11rkro0mo1_1280.jpg )

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