lunes, 10 de marzo de 2014

Y ser ruina de lo que fuiste, de lo que quisiste ser y de lo que nunca volverás. Los restos de una guerra que se lo ha llevado todo a su paso, como el huracán que arrastra ciudades entre sus brazos o las lluvias torrenciales que sumergen pueblos bajo sus aguas. Nada es lo que fue, ni será. Todo quedó olvidado bajo cambios inevitables, cambios humanos que nos hacen ser de otra forma a la que fuimos, experiencias que nos enseñaron a todo y a nada a la vez; pues al fin y al cabo, eso es lo que somos, experiencias inmortales limitadas a la duración de un cuerpo mortal... La sonrisa de un desconocido por la calle, el primer libro que nos hizo llorar y la sensación de descubrir una nueva película favorita en la sala de cualquier cine; Madrid un día de lluvia o el Retiro en primavera; una caricia a medias o una carcajada rompiendo el silencio de una mañana de verano, o de invierno, o qué más da; correr a toda velocidad de la mano de alguien sin que importen los frenazos y andar debajo de la lluvia sin preocuparse de mojarse; la piel de gallina y las canciones de piano; despertar en la playa o bajo un nórdico en plena montaña. Hablo de experiencias reales, de vidas cambiadas. Hablo de siempres y de nuncas, de espacios temporales que ya solo tienen hogar en el recuerdo. Hablo de experiencias que solo viven milésimas de segundo pero que perduran durante años en la memoria.  Experiencias que nos hacen ser quiénes somos y actuar cómo actuamos. Experiencias que nos hacen querer de la manera en la que queremos y pensar de la forma en la que lo hacemos. Experiencias que nos cambian, que nos transforman. Experiencias que llenan los vacíos de fábrica y también aquellos que nos van dejando las personas a su paso. Piezas que construyen nuestro "yo", nuestro "ser y no ser", nuestros "aquí y ahora", nuestros "jamás". Somos lo que fuimos y lo que no fuimos, más lo que somos; pues nadie puede ser lo que fue hace un segundo ni tampoco lo que será en un futuro. Somos tanto y a la vez tan poco que me da miedo pensar que nunca podré ser lo que fueron aquellas ruinas antes de ser escombros y que, lo peor de todo esto, es que sería estúpido intentarlo.


1 comentario:

  1. Me he sentido muy identificada con el texto, tienes un blog precioso y cuenta con que me pase a menudo, sería un placer que te pasaras por el mío, así que un beso ENORME desde
    http://somosabracadabrantes.blogspot.com.es

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