martes, 1 de enero de 2013

Hello, 2013.



2013. Acabado en trece, empezado en martes. Número de la mala suerte. Todo en su contra y aún así todos con ganas de disfrutarlo y de hacer de él un año mejor que los vividos. 365 días por delante, 365 oportunidades para cambiarnos y reinventarnos a nosotros mismos, para conseguir lo que queremos o por lo menos intentarlo. 8.760 horas que repartir entre colegio, familia, amigos y dormir, 8.760 que disfrutar, 8.760 formas de pasar un año. 525.600 minutos que vivir, 525.600 nuevos momentos que no podremos repetir, 525.600 minutos que pasarán sin darnos cuenta. 31.536.000 segundos irrecuperables a los que no daremos importancia pero que son fundamentales en nuestra vida. Segundos que pueden cambiarlo todo. 

1 de enero, día de hacernos promesas a nosotros mismos, de proponernos objetivos que luego no cumpliremos, día de ilusiones y de optimismo, de empaparnos de sonrisas y de llenarnos de esperanzas. Pensamos que todo va a cambiar, que todo va a ser diferente, que nos irá mejor. La motivación del primer día. Deseamos, soñamos e ideamos un año perfecto en nuestra cabeza. Creemos que esto será una nueva vida, un nuevo comienzo, y aunque no estamos del todo equivocados, en verdad la vida es continua, un transcurso de días, de minutos y de segundos que se nos escapan uno tras de otro. Está bien que haya un día dedicado a pensar qué hacer con nuestra vida y de cómo mejorarla, pero ¿Y el resto del año? Tenemos suficiente tiempo como para plantearnos este tipo de cosas más a menudo. Para decirnos: "ya está bien, ahora me toca a mí ser feliz". Debería haber más 1 de eneros. Más días que sirvan de nuevo punto de partida, que nos dejen empezar de nuevo cuando todo vaya mal. Pero, a falta de ellos, somos nosotros mismos los que nos tenemos que poner límites y decir "hasta aquí he llegado", somos nosotros mismos los que al tocar fondo debemos levantarnos y seguir adelante. Deberíamos de sentir más a menudo esa esperanza que nos dan los 1 de eneros, esa ilusión que ponemos a cada comienzo del año, dejar los miedos atrás y dedicarnos únicamente a vivir. Así que, 2013, sólo te pido que no seas demasiado duro, aunque de hacerlo bueno ya me ocupo yo misma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario