Y entonces, un día te despertarás y te darás cuenta de que todo los sacrificios que hiciste, no fueron en balde. Que toda la lucha ha sido recompensada. Un día te levantarás y serás feliz porque has conseguido eso por lo que tanto habías peleado, ese sueño que tanto habías perseguido.Te sentirás bien contigo mismo, porque no te rendiste, porque no dejaste que los comentarios de los demás te hicieran renunciar a lo que más querías. Estarás satisfecho, porque te has demostrado a ti mismo que no hay nada imposible, que todo se puede conseguir siempre y cuando luches por ello. Te habrás demostrado que no consiste en superar a los demás, que en verdad todo consiste en superarte a ti mismo. Después te mirarás en el espejo y experimentaras una sensación totalmente nueva: la de estar orgulloso. Nunca tiraste la toalla, sino que la utilizaste para secarte las lágrimas que te dejaron las caídas con el único objetivo de conseguir lo que querías. No te cansaste, no te rendiste, peleaste, lo intentaste, te equivocaste, te caíste, pero aún así, te levantaste. A cada caída, sacaste fuerza para seguir adelante, para continuar detrás de un sueño. Entendiste que nada es gratis, que todo tiene su precio y esfuerzo, que cuanto más difícil es algo, más grande es la recompensa. No te conformaste. No te rendiste, no te cansaste, ni tampoco abandonaste.Te superaste y no olvidaste que mientras lo intentes, siempre hay una posibilidad de lograrlo.

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