jueves, 1 de diciembre de 2011

He aprendido que la vida es mucho más de lo que aparenta. Que no es solo alegría y sonrisas. Que no es como yo pensaba, días felices y sinceridad por todos lados. Es triste, pero hay que aprender a base de golpes. La vida se trata de caer y levantarte. De saber cuándo debes reír y cuando llorar. De entender que no todo es bueno, que las apariencias engañan y que lo insignificante, en realidad es lo más importante. He aprendido que cada momento hay que disfrutarlo, que por muchas patadas que te den, hay que plantarle cara a la tristeza; que no importa lo hundido que estés, que lo verdaderamente importante es volver a flote. He aprendido que por muy perdido que estés hay que intentar encontrar el rumbo y retomar el camino; que no siempre hay que pararse a pensar en las consecuencias, que no hay que medir cada detalle, que lo importante es ser feliz todo lo que puedas, que no hay que llorar por tonterías absurdas y pasarlo mal por algo que no lo merece, que todo es más difícil de lo que piensas y que las malas rachas terminan pasando. He aprendido que la vida no es fácil, pero merece la pena vivirla.


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