miércoles, 25 de septiembre de 2013

Nos llaman rebeldes por seguir nuestros sueños, nos llaman locos por querer lo que otros ni son capaces de ver, se ríen de los que nos proponemos imposibles y nos critican por vivir de ilusiones. Intentamos cambiar el mundo a través de las letras y buscamos que nos entiendan mediante el arte. Todo el mundo habla pero nadie dice nada verdaderamente importante, somos un todo compuesto de un nada, creemos saber lo que no sabemos, lloramos de más y reímos de menos. Queremos enseñar cuando debemos aprender, creemos que nos falta cuando más tenemos y nos gusta que nos traten de imprescindibles sabiendo que en realidad somos prescindibles. Amamos querer y aún así, todavía nadie entiende el amor; criticamos la guerra pero pocos fomentan la paz, pedimos "para siempres" cuando sabemos que la eternidad no existe. Nos contradecimos constantemente y aún más nos equivocamos. Decimos que entendemos la teoría de la gravedad y que "todo lo que sube baja", pero luego no comprendemos por qué cuanto más alto estamos, más duele la caída. Nos encanta enseñar a vivir a los demás, dar consejos, criticar, razonar como si tuviéramos conocimiento. Nos creemos profesores de la vida y de cómo sobrevivir a ella y en realidad, nadie tiene ni la menor idea de cómo vivirla.

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